Los iones negativos se absorven a través de la piel,produciendo efectos en los órganos internos, pero fundamentalmente influyen sobre el organismo a través de la respiración, permitiendo una mayor absorción de oxígeno y purificando el aire de polvo y polución.
Uno de los efectos más importantes de la ionización se observa en la reducción del estrés.
El estrés nos provoca cefaleas, mareos, insomio, ansiedad, falta de concentración, etc.
La ionización negativa del aire, por el contrario, nos brinda reposo, relajación y mayor energía.